miércoles, 18 de abril de 2012

Morel




Conforme la lectura va desdoblándose su estructura también lo hace transfigurando  otra realidad: la imaginación. El hombre como transformador de su destino, en este caso, el náufrago se lanza a la aventura en la soledad de la isla poniendo en duda sus percepciones. El hombre y la inventiva: la máquina.

 El hombre  crea como respuesta ante el pulso de  la muerte; crea como necesidad de permanencia y es lo que al final hará el naufrago para permanecer cerca de Faustine (nombre similar a la obra de Goethe Fausto, no creo que sea casualidad), perpetuándose en lo humano: en el deseo de inmortalidad, pertenencia social y amor.

Encuentro una relación estrecha de esta obra con el arte contemporáneo, sobre todo entre las articulaciones con las que el autor maniobra: tiempo y espacio; la relación del hombre con las herramientas; el hombre y su cuestionamiento con la sociedad y con el contexto que le rodea; corporeidad y descorporeidad de los personajes (con relación al arte como objeto o como práctica no- objetualista), etc.

En conclusión, me pareció un texto atinado para comprender otras prácticas y desarrollos creativos.

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