martes, 21 de febrero de 2012

Sobre el arte de los ruidos.



De las cosas que vienen a la mente, al leerlo, es la presencia de la ciudad, sus ruidos y silencios (escasos); pensar que es lo que se escucha a diario cuando se transita por la misma. Vivimos inmersos en la costumbre del motor, en motos, autos, tren, etcétera, que a veces ni percibimos su potencial. Lo que hizo recordar la pieza de Lázaro V.  y la película Dancer in the dark.
Es un texto que se disfruta, desde la pequeña recapitulación de lo que significó la industrialización en cuestión auditiva, hasta lo que ha ido aportado al arte sonoro. No obstante auque se escribió hace más de un siglo se siente fresco y presente. Queda la reflexión si el ruido  puede ser emotivo, violento, referencial o humano.

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