Conforme
la lectura va desdoblándose su estructura también lo hace transfigurando otra realidad: la imaginación. El hombre como
transformador de su destino, en este caso, el náufrago se lanza a la aventura en
la soledad de la isla poniendo en duda sus percepciones. El hombre y la
inventiva: la máquina.
El hombre crea como respuesta ante el pulso de la muerte; crea como necesidad de permanencia
y es lo que al final hará el naufrago para permanecer cerca de Faustine (nombre similar
a la obra de Goethe Fausto, no creo que sea casualidad), perpetuándose en lo
humano: en el deseo de inmortalidad, pertenencia social y amor.
Encuentro
una relación estrecha de esta obra con el arte contemporáneo, sobre todo entre
las articulaciones con las que el autor maniobra: tiempo y espacio; la relación
del hombre con las herramientas; el hombre y su cuestionamiento con la sociedad
y con el contexto que le rodea; corporeidad y descorporeidad de los personajes
(con relación al arte como objeto o como práctica no- objetualista), etc.
En
conclusión, me pareció un texto atinado para comprender otras prácticas y
desarrollos creativos.